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El otro día, manteniendo una conversación con una persona ajena profesionalmente al campo del Fitness, surgió el tema del gimnasio (que novedad). Estábamos intercambiando opiniones sobre la poca práctica deportiva que tiene la población y como gran responsable de esto ha sido la pobre “educación física” que se ha llevado a cabo en los centros educativos. Coincidíamos plenamente en muchos tópicos que tiene la gente cuando acude al gimnasio. Llegado un momento esta persona hizo un comentario…. |
“Los monitores del gimnasio no corrigen a la gente que hace mal los ejercicios” mi respuesta fue; “¿acaso el bibliotecario enseña a leer a la gente que acude a la biblioteca?”
Se supone que cuando pagas la cuota de un gimnasio, tienes derecho a su utilización y disfrute, pero se supone que ya sabes utilizar los medios que allí encontrarás. Al igual que cuando acudes a una biblioteca a utilizar los libros se da por entendido que ya sabes leer y escoges los libros más indicados para tus pretensiones. Sin embargo, es muy común (y esto solo ocurre en este país) que la gente acude a un gimnasio y piensa que le van a enseñar todo aquello que desconoce sobre la “educación física” que debieron enseñarle en su formación académica. En el resto de países, la gente que acude a un gimnasio sabe donde están sus músculos, tienen nociones básicas sobre metabolismo y saben utilizar los medios materiales mas adecuados para sus objetivos, los instructores se encargan de poner a su disposición los medios materiales, de tenerlos ordenados y en perfecto estado, o incluso de resolver dudas en sus rutinas o elecciones de máquinas para trabajar. Si una persona quiere un entrenamiento, el centro pondrá a su disposición un repertorio de entrenadores que bajo una cuota extra le ayudara a planificar su temporada y motivarle en sus entrenamientos diarios, esta es la misión de un (buen) personal trainer, conseguir que el cliente aumente su rendimiento llevándole a trabajar con medios y métodos mucho más elevados y donde ya la educación física formal no llegó. Lo mismo sucede con la música, el dibujo, los idiomas o la contabilidad.
Sin embargo, en este país, la mayoría de las personas acuden a un gimnasio con una educación fisica tan pobre que apenas conocen las máquinas que allí se encontrarán, cabe esperar que mucho menos conozcan un mínimo de la ejecución técnica, músculos involucrados o efectos y adaptaciones al ejercicio. Piensan que con esa cuota tienen derecho a que un profesor te explique qué hacer en el gimnasio en base a sus objetivos, que le enseñe cómo se hace el ejercicio, que le aclare las dudas de cómo perder peso o ganar masa muscular, que le diga ejercicios para estirar un músculo que no sabe como se llama pero que le duele hace tiempo y seguro que para colmo también dará por sentado que el instructor recogerá los medios utilizados. Inviable ¿verdad? Pues es la realidad que vivimos en este país día a día.
Nos ha llegado el concepto de Wellness, Pilates, Functional Training y la mayoría de la población aun no sabe distinguir entre aeróbico y anaeróbico, entre estiramiento activo o pasivo, cómo realizar un calentamiento o dónde se encuentran los flexores de cadera. Es como inaugurar una biblioteca pública con todas las obras clásicas en alguno de los barrios más pobres de Uganda. Seguro que entrarán, cogerán los libros, verán las ilustraciones, hasta incluso, descubrirán la importancia de la cultura, pero no podrán comprender el mensaje de cada obra, la inmensa mayoría son analfabetos.
Cuando estoy en algún centro y veo la poca educación (física), desconocimiento e ignorancia sobre lo qué se hace, cómo se hace y sobre todo porqué se hace, es como si viese a esos analfabetos perdidos en una biblioteca de Uganda. Afortunadamente todo está cambiando, cada vez hay más usuarios que tienen mayor conocimiento, mayor autonomía. Tengo compañeros de la facultad, profesores de educación física que siguen insistiendo en saltar al potro, haciendo el test de Cooper y saliendo al patio con una pelota, pero también tengo a estupendos compañeros que además de enseñar a sus alumnos los valores del deporte, les educan a nivel físico, les enseñan a manejar su frecuencia cardiaca, a utilizar el ejercicio para evitar la obesidad, a tener conciencia corporal, a valorar su estado físico, a saber utilizar las diferentes respiraciones, a iniciarse en el trabajo de musculación, en definitiva… a tener una Educación Física, así cuando abandones su educación formal, afrontan la vida social y se apuntan a un gimnasio, ya saben “leer” y puden desenvolverse con autonomía. En el otro extremo están los que cómo decía un apreciado profesor mío, han sufrido las 4 P de la mala educación física; “patio, pito, pelota, periódico”.
Cuando imparto un seminario, los asistentes siempre vienen con ganas de saber nuevos ejercicios, de conocer la receta perfecta, de saber los últimos avances en el campo del entrenamiento, pero la realidad a la que se tendrán que afrontar es a una población en su mayor parte analfabeta en cultura física. Les intento transmitir que su verdadera función más que entrenar es educar a los usuarios. No podemos seguir “vendiendo flexiones” en los centros deportivos, debemos hacer despertar el interés por saber un poco mas sobre cuestiones básicas de metabolismo, de utilizar el calzado adecuado, de tener un mínimo de repertorio de ejercicios y en muchas ocasiones comenzando por los propios instructores. Muchos gerentes prefieren tener a un analfabeto económico que su misión consista en ayudar a la gente y recoger el peso libre, que a un instructor con ideas e ideales contemporáneos.
Recuerdo a un gerente que me decía preocupado como sus técnicos no recogían el material ni se preocupaban por enseñar a los usuarios a realizar correctamente los ejercicios. Esto es como decirle al bibliotecario que recoja todos los libros que deja la gente abiertos sobre la mesa y que intente ayudar a comprender la Odisea de Homero a esa persona sin estudios ¿impensable verdad? ¿Por qué debería ser así en una sala de Fitness? Hay centros que ya conscientes de esta limitación en muchos de sus usuarios, emprenden las denominadas clases educativas, donde no se entrena, sino que se educa; se aborda un tema, se resuelven dudas, se aconseja al cliente, se le hace mas autónomo, es una buena herramienta para retenerle y hacer que la experiencia en el centro sea positiva, recogerle el material que deja por el suelo es perder el tiempo. Quizás algunos técnicos y gerentes vean esta idea como contrapuesta a la venta del servicio de entrenamiento personal, pero yo creo todo lo contrario, estas medidas generan interés, adherencia, hace florecer la necesidad de un buen entrenador personal que le ayude a seguir subiendo en la espiral de conocimiento.
Luego están también los que yo denomino “dinosaurios del gimnasio”, tocapesas, culturistas frustrados, gordo-fuertes y demás entusiastas del culturismo que se quedaron en el Jurásico, que te dicen eso de “yo llevo 15 años entrenando” y la verdad es que si, que llevan 15 años entrenando pero… entrenando lo mismo una y otra vez; siguen con el trabajo analítico de los 80´s y alimentándose a base de leche y claras de huevos. Son como el estudiante que dice que lleva 15 años realizando sumas y sumas y se cree todo un erudito en las matemáticas, cuando lo cierto es que apenas sabe multiplicar. Sumar es importante, pero es tan solo una herramienta muy básica. Los modelos de hoy en día, nos proponen operaciones mucho más complejas, que además de tener a las sumas como base, la utilizan para construir operaciones más complejas y llegar así a comprender otros campos.
Tengo conocidos que siguen anclados trabajando durante años su quíntuple división de 4×10 repeticiones, posicionados en el aislamiento muscular, y tengo compañeros culturistas, que se mueven con márgenes mucho mas amplios fusionando el Pilates con la musculación, integrando el Functional training, trabajando además del pectoral y el bíceps, el transverso y los serratos, han pasado de trabajar dos músculos por sesión a trabajar una cadena muscular, en definitiva, les enseñaron a sumar y progresaron hasta realizar operaciones matemáticas mas complejas.
Por último, debemos ser el único país donde el usuario del gimnasio piensa que después de utilizar el peso libre, es función del técnico de sala recoger el material. Es una falta de consideración como el que va a leer un libro a la biblioteca y al terminar lo deja abierto sobre la mesa pensando que es función del bibliotecario acudir a recogerlo y volver a colocarlo en su sitio. No entiendo a estas personas que se llevan el banco a la otra punta, montan barras, cargan la prensa, realizan un entrenamiento duro e intenso y después no son capaces de dejarlo todo en su sitio. Son capaces de levantar 120 k en el press de banca pero después no pueden perder un minuto de su tiempo en llevar un disco de 20 k a 3 metros, y seguro que llevan así 15 años.
Como decía un antiguo jefe, a aprender a leer, al colegio. No pretendas apuntarte a un gimnasio y que el instructor de sala que tiene que atender a 30 personas a la vez, te enseñe a realizar correctamente tus ejercicios y realizarte una planificación según tus objetivos. Te ayudará a elegir los mejores medios, te resolverá dudas y te guiará, pero no podrá acompañarte en el día a día. Cómprate un libro, un buen libro, aprende algo sobre anatomía, nociones básicas de metabolismo e intenta llevarlo a la práctica, allá donde no llegues estará tu bibliotecario, se encargará de proporcionarte los libros más adecuado, te mostrará donde encontrarlos, pero leerlos, comprenderlos y continuar con el siguiente es algo que solo tú podrás hacer. El instructor debe ser un consejero, un guía, alguien que te oriente hacia donde dirigir tus entrenamientos, pero intentar que te supervise, que te haga un programa que te diseñe una planificación… creo que además de ser injusto, es inviable, y si, hay muchos centros que lo hacen pero no es lo habitual, sobre todo, en esta nueva tendencia de los macrogimnasios.
Lo primero me presento, soy David Velasco y comencé como aficionado y apasionado de la actividad física, el deporte y la educación conductual y ahora me encuentro en pleno proceso formativo para desarrollarme en este sector. Quería saludarte y agradecer tu labor, implicación y dedicación. Muchos tomamos ejemplo y lo aplicamos a nuestra realidad.
Ahora quería poder participar en tu reflexión sin más intención que dar mi opinión y quizá poder despertar alguna duda. Espero poder dejarlo todo un poco ordenado para poder hacer llegar las ideas que quiero manifestar.
Normalmente no suelo intervenir en muchos debates porque principalmente estoy muy por detrás de todos vosotros en cuanto a conocimiento y experiencia. Pero en esta reflexión sobre los gimnasios y qué se debe o no saber cuando acudes a ellos y cuál se cree que es la labor del instructor de sala o fitness (ojo que digo instructor y no entrenador personal o preparador físico) creo que quedan muchas cosas colgando, sin una solución clara y con implicaciones directas para la salud que es de lo que somos profesionales y por tanto con cierta responsabilidad sobre ella.
Haces comparación de los gimnasios con las bibliotecas y si bien pueden sacarse semejanzas (como con casi todo si nos lo proponemos) creo que no tiene nada que ver. Pero aun así yo también quiero sacar algunas comparaciones (mira que las odio, cada cosa es como es y de aquí podríamos sacar otro debate) y es que en algunas bibliotecas que conozco la persona encargada es una mera administrativa y no tiene por qué tener mucha idea de literatura, ciencia, humanidades… y cantidad de materias que allí puedan encontrarse y que en definitiva es, haciendo semejanza con la actividad física, lo que creará adaptaciones para nuestro progreso. Del mismo modo en un gimnasio, y aquí sí que he estado en unos cuantos, el encargado de la sala si puede tener ciertas nociones de lo que allí se trata a parte de estar limitado a un círculo mucho más cerrado de adaptación que el que ofrece una biblioteca.
En una biblioteca es cierto que no te van a enseñar a leer, y en un gimnasio no enseñaran a tu cerebro que músculos activar cuando quieres realizar tal o cual movimiento, y ésta creo que sería la comparación más acertada.
En una biblioteca el entorno es acondicionado para favorecer una labor de estudio y aprendizaje que poco o nada tiene que ver con una sala de musculación donde lo que está en juego es la salud. En la biblioteca cada uno acude con sus propias capacidades para sacarle el máximo rendimiento a su labor y no para que la persona que esté allí pueda sacarle del apuro intelectual que arrastre; en cambio, en una sala de musculación de la misma forma hay quienes acuden para sacar el máximo rendimiento a sus capacidades y objetivos, hay quienes acuden, en su mayoría, para poder educar su condición física, orientarse hacia nuevos hábitos saludables, rehabilitarse de alguna lesión o dolencia o simplemente para pasar el rato y hacer amigos de una forma más sana que ir a un bar. Pues bien, ¿no es la persona que está en dicha sala la cualificada para poder satisfacer esa incultura a que bien haces mención sobre la educación física? ¿no es labor del instructor de fitness corregir siempre que sea necesario errores de ejecución, posturales, asesoramiento de ejercicios, etc, sobre todo cuando no ha habido esa educación previa? ¿no te sientes responsable en cierta medida de la correcta utilización y ejecución del material de dicha sala y a su vez de ejemplificar y reeducar sobre ciertos aspectos de la conducta de quienes asisten a la sala de musculación o de fitness?
Yo creo que sí estamos para eso porque para eso tenemos la formación y la capacidad de desarrollarlo e implantarlo, y con esto no digo que el individuo luego haga lo que le salga del carajo, pero tu labor ha sido la correcta.
Muchas de las personas que acuden a una sala de actividad física, y estoy harto cansado de verlo, están desorientadas y van con toda la buena intención de poder mejorar su salud. Lo triste es que si bien tu exposición puede tener un gran potencial y ser ideal en una sociedad más evolucionada, lo que observo día a día es que muchas de las personas allí responsables puedan apoyarse en tus explicaciones para seguir no haciendo un carajo por transmitir salud y una actitud saludable. Muchas personas responsables en la sala de musculación no tienen ni idea de cuáles son las variables sobre las que trabajar para ir cubriendo objetivos, ni cuáles son las diferentes manifestaciones de la fuerza ni qué hacer con ellas y tampoco como adaptar diferentes planificaciones a diferentes clientes o necesidades deportivas… se limitan cada día a hacer lo mismo venga quien venga.
Dices que no se puede atender a 30 personas simultáneamente y estoy contigo, pero probablemente esas 30 personas serán las mismas día tras día, y si cada día le dedicamos un poco de tiempo a cada una seguro que a su vez otro estará pendiente y al final se estimulará un aprendizaje conjunto y por lo menos algo habremos mejorado en la práctica y ejecución de los ejercicios en su globalidad. Por lo menos ahora para cada cliente tendremos más o menso la tranquilidad de que realizará los ejercicios de forma adecuada y saludable, luego que consiga sus objetivos es cosa suya o que acuda a una preparación más específica.
Es cierto que no tenemos que recoger el material que algunos clientes utiliza, tiran, descolocan o incluso llegan a destrozar. Pero sí creo que como responsable y ejemplo de una actitud y conducta debemos manifestarnos hacia esas personas en su error. Mostrarles que el hecho de colocar el material usado es otra forma de entrenamiento que quizá sea la más importante para lograr objetivos, es una forma de establecer hábitos correctos de conducta que te ayuden a centrarte en lo que estás haciendo.
Ya para terminar quería ponerte un ejemplo que quizá si pueda establecerse con más peso como comparación a nuestra labor de profesionales de la salud, y es el de las personas que trabajan como voluntarios de la cruz roja y el SUMMA que no necesitan estar vestidas de uniforme o encontrarse en jornada de trabajo para que ante cualquier necesidad acudan para poder ejercer sus conocimientos en beneficio de superar una adversidad, se encuentren donde se encuentren.
Por tanto sí creo que somos responsables de dar ejemplo, enseñar, corregir y por supuesto de pedir que se recoja el material usado a las personas que acuden a un centro de fitness; porque ¿quién lo hará si no?
Luego quien ya quiera conocer y alcanzar a otros niveles ya se encargará de hablar con nosotros de forma más exclusiva.
Espero aportar algo constructivo para que sigamos mejorando cada minuto.
Un saludo.