La expresión retención de líquidos no es lo mismo que estar hidratada. El agua almacenada en nuestro organismo se almacena de dos formas; intracelular (dentro de la célula) y extracelular (fuera de la celula) que se identifica con acumulo de líquidos en el intersticio y subcutánea. Este último caso, es la asociada con edemas y retenciones de líquidos en el tren inferior, normalmente inducida por un clima hormonal dominado por los estrógenos y ayudado por el exceso de sodio en la dieta y una deficiente circulación por el sedentarismo.

Son varias las causas por las que una persona tiende a retener líquidos. Lo más frecuente es que se dé únicamente en las piernas, y suele deberse a una simple cuestión de gravedad. Allí la circulación necesita más fuerza para funcionar bien y cuando se da un mínimo desajuste, como pasar muchas horas sentada o de pie, puede provocar la retención.

Al contrario de la imagen que tenemos habitualmente, las venas no son conductos estancos, sino que su recubrimiento permite que entren o salgan líquidos. Cuando, por alguna razón, el mecanismo que regula cuánto líquido debe pasar hacia un lado u otro de las venas no funciona bien, puede acumularse un exceso de fluidos en determinadas partes del cuerpo. Si el agua del organismo supera las tres cuartas partes del peso corporal (el 75% del mismo), hay retención de líquidos.

Las razones para que esto suceda pueden ser muy diversas, puede ser que las venas no tengan suficiente consistencia para retener el líquido o que haya demasiada presión de la sangre en ellas.

Cuando se localiza también en la parte superior del cuerpo puede ser debido a un incorrecto funcionamiento del riñón, personas que siguen tratamientos con cortisona, trastornos del hígado o cardíaco, pero en el caso de las mujeres es muy habitual que esta retención de líquidos se deba a un desajuste hormonal, durante el ciclo menstrual.

Si al presionar la piel de las piernas queda una pequeña hendidura marcada y se mantiene durante un tiempo, es indicativo de una retención de líquidos. En casos con retenciones frecuentes y con edema evidete, se debería acudir al médico para prevenir ciertas complicaciones relacionadas con la circulación.

 

Remedios naturales

Algunas hierbas que pueden ir bien son: perejil, enebro, hojas de olivo o cola de caballo. Verduras y hortalizas como los espárragos frescos, el pepino o los puerros (en caldo) también te ayudarán a eliminar líquidos.

Es muy importante recordar que cualquier diurético, incluso los naturales, te hacen perder sales básicas, como el potasio, por lo que hay que compensarlo, por ejemplo, tomando alimentos como el plátano, que es muy rico en sales minerales. Este punto cobra importancia sobre todo si haces actividad física.

 

Agua, por dentro y por fuera

Hay dos cosas que casi siempre resultan beneficiosas: hacer ejercicio, sobre todo de piernas, y beber agua.

Aunque resulta extraño, una de las causas de retener líquidos es no beber suficiente. Si el cuerpo detecta que no se ingiere suficiente líquido, puede reaccionar almacenando agua de reserva. En algunos casos y según la causa de esa retención de líquidos, beber agua puede ser muy beneficioso. Pero el agua también te ayudará si te sumerges en ella, ya que el aumento de presión hace que los fluidos tiendan a salir. Así, tomar un baño y mover las piernas o, aun mejor, practicar un poco de natación puede irte muy bien.

El ejercicio también es clave, ya que activa la circulación en las piernas y ayuda a que tu cuerpo arrastre el exceso de líquido y sea eliminado por la orina. Si realizas trabajo cardiovascular, los medios mas adecuados para ayudarte a eliminar líquidos son aquellos que por su posición favorecen el riego sanguíneo y por supuesto los que no tienen impacto. En este sentido, son muchos mas interesantes los trabajos en posiciones sentadas e incluso tumbadas como la bici o la natación.

El ejercicios de fuerza, también es positivo, el trabajo con resistencias moderadas y altas repeticiones provoca un efecto de “bombeo” muscular que ayuda a la circulación. Intenta seleccionar ejercicios generales de grandes grupos musculares como sentadillas, fondos y remos, donde se movilizan a grandes masas musculares.

Usar medias elásticas de soporte y elevar los pies varias veces al día ayudar a las personas con tobillos hinchados.

“Retener líquidos es malo”, ¡¡falso!!

Los músculos contienen aproximadamente un 75% de agua, mientras que el tejido graso tan solo un 10%. Por tanto, una persona deportista y activa, al presentar una tejido muscular metabolitamente más activo, presentan niveles de hidratación más elevados que una persona sedentaria donde su tejido muscular se presenta vacío de glucógeno y sus células poco hidratadas. Según esto, es normal (y además necesario) que una persona activa sea capaz de retener más agua que una sedentaria, aunque sería más correcto decir que una persona activa, está más hidratada que una sedentaria.

Sin embargo, en estudios de composición corporal a través de impedancia eléctrica, donde una corriente eléctrica es capaz de determinar los niveles de agua en el cuerpo, podemos observar como los niveles de hidratación en una persona sedentaria y activa pueden ser muy similares, e incluso se puede ver como al pasar de una situación sedentaria a una situación de práctica de actividad física, los niveles de retención de agua son los mismos o incluso, como hemos visto antes, pueden aumentar. Muchas personas, sobretodo las mujeres, le dan mucha importancia al tema de la “retención de líquidos” y piensan que haciendo ejercicio van a eliminarlos cuando es todo lo contrario, normalmente se aumenta la retención de líquidos con el ejercicio.

Pero no nos alarmemos, aclaremos este punto detenidamente, porque la gran diferencia de la distribución de fluidos entre personas sedentarias y activas, está en la redistribución del agua, es decir, el agua pasa de estar en el intersticio y bajo la piel a introducirse en las células que demandan una actividad metabólica mayor y en el interior del músculo formando reservas de glucógeno para proporcionar energía durante la actividad física. Por esta razón, a veces confundimos el termino de “retención de líquidos” con el de “hidratación”. No es tan importante la cantidad de agua que retengamos como el lugar donde se encuentra retenida. La gran diferencia es que cuando se es activo y se lleva una correcta alimentación e hidratación, los niveles de agua intracelular se elevan, mientras que el agua situada en el intersticio disminuye, además a través del sudor se expulsa el exceso de sodio, que normalmente es excesivo en cualquier persona y es el principal responsable de retener el agua.

 

Como resumen, RETENER AGUA ES BUENO Y NECESARIO, además de mejorar nuestro rendimiento, frenaremos el proceso de envejecimiento celular. Pero recuerda debes retener el agua dentro de la célula y esto se consigue siendo activo e hidratándote.

embarazada

Durante el embarazo, se hace muy evidente la retención de líquidos, sobre todo en el tren inferior.

Es recomendable elevar los pies y tumbarse para favorecer el retorno venoso y la circulación sanguínea, mejorando al sistema linfático en su acción.

 

La dieta

Come abundantes frutas y verduras. El efecto descongestionante de los flavonoides (presentes en algunas frutas y hortalizas como la uva), te será de gran ayuda.

No suprimas por completo la sal, en especial si estas tomando diuréticos, ya que podría haber una falta de potasio. Disminuye, eso si, la cantidad que añades a los alimentos.

Limitar el consumo de sal y sodio (sopas enlatadas, papitas fritas en paquetes, etc.), pero no suspenderlas del todo, ya que el organismo las requiere.

Toma abundante agua de baja mineralización. Mientras mas agua ingieras, mas sodio arrastrarás y menos líquidos retendrás.

 

Consejos que te ayudarán

–          Evita la ropa demasiado ajustada, especialmente en la cadera y las ingles, para no dificultar la circulación.

–          Es importante que hidrates bien la piel de las piernas, el aumento de volumen repentino puede dañar la estructura de la dermis y aparecer estrías.

–          Evita entrar en contacto con el calor; depílate con cera fría, evita darte baños con agua muy caliente.

–          Cuidado con los diuréticos, es aconsejable que consultes a tu médico.

–          Si estás mucho tiempo sentada, mueve las piernas o da un paseo asiduamente, activarás la circulación.

–          Evita estar largas horas de pie y no abuses del tacón alto, dificulta el retorno venoso.

–          Si puedes, pon las piernas en alto cuando estés descansando.

–          Camina tanto como puedas, bájate una parada antes, sube y baja escaleras en vez de coger el ascensor.

–          Las saunas y masajes linfáticos ayudan a eliminar líquidos y toxinas.

–          Las cremas con efecto vascular pueden convertirse en tus aliadas. Aplícalas con un masaje desde los tobillos, en sentido ascendente.

–          Si eres de las que trabajan de pie, unas medias de compresión decreciente de al menos 70 dim, resultan muy efectivas.

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